Además de la noticia enviada ayer, en la que informábamos sobre la reducción de la tasa repo inversa a 14 días del 1,95 % al 1,85 %, una tasa que se había mantenido desde septiembre del año pasado, el Banco Popular de China (PBOC) ha decidido dar un paso más con una serie de medidas más agresivas. Estas incluyen un recorte adicional de 0,50 % en la tasa de interés y la flexibilización del coeficiente de reservas obligatorias para los bancos, liberando una cantidad significativa de liquidez.
El paquete de estímulos también incluye reducciones en los intereses de hipotecas por más de 5 billones de dólares, así como la disminución del pago inicial para la compra de segundas viviendas al 15%. El gobierno chino también ha anunciado el uso de nuevas herramientas de política monetaria para apoyar al mercado inmobiliario, y se comprometió a inyectar más de 100.000 millones de dólares en la bolsa china. Además, las autoridades estudian la creación de un fondo de estabilización del mercado de valores.
Este conjunto de acciones subraya la voluntad de China de utilizar todas las herramientas a su disposición para impulsar el crecimiento. En este contexto, se espera que las monedas de la región, incluido el sol, recuperen parte de su valor, gracias al renovado interés por los mercados emergentes y al flujo de capitales generado por las políticas expansivas de China.
El impacto de estas acciones se ha sentido en los mercados internacionales. El índice Stoxx Europe 600 avanzó un 0,7%, especialmente beneficiado por sectores ligados a China, como las mineras, los fabricantes de bienes de lujo y las automotrices. El petróleo Brent superó los 75 dólares por barril, mientras que el precio del mineral de hierro también subió. Los futuros de acciones estadounidenses apuntaban a una apertura en alza en Wall Street, aunque los bonos del Tesoro cayeron ligeramente.
El estímulo de Pekín no solo ha mejorado el apetito por el riesgo, contrarrestando el pesimismo generado por los recientes datos europeos negativos, sino que también ha impulsado los precios del crudo, exacerbados además por tensiones geopolíticas, como la incursión israelí en instalaciones de Hezbolá en Líbano.
Por su parte, el oro alcanzó un nuevo máximo de 2.640 dólares la onza, mientras las expectativas globales reflejan una mayor estabilidad en los mercados emergentes.
Con estas medidas expansivas, se espera que las monedas de la región, incluido el sol peruano, recuperen parte de su valor, impulsadas por el aumento en el flujo de capital hacia los mercados emergentes y el renovado apetito por activos de riesgo.