China ha optado por mantenerse al margen de los estímulos económicos en un contexto de altas tasas en Estados Unidos para evitar una salida masiva de capitales hacia activos en dólares más rentables. Esto podría haber provocado una depreciación significativa del yuan y una mayor presión sobre su balanza de pagos. Implementar estímulos internos, como la reducción de tasas de interés, habría exacerbado esta fuga de capitales, encarecido las importaciones y elevado la inflación. Además, un aumento en la liquidez podría haber generado burbujas especulativas y agravado los problemas de deuda en sectores clave. Los desafíos de la política monetaria en China están restringidos por la fijación del tipo de cambio, lo que limita su capacidad para gestionar simultáneamente la movilidad de capitales y una política monetaria independiente.
En este contexto, el mercado esperaba un movimiento en las tasas de interés después de que la Reserva Federal realizara un recorte exagerado de los tipos a principios de semana. Sin embargo, China mantuvo inesperadamente las tasas de interés de referencia sin cambios en la fijación mensual del viernes.
En nuestra opinión, ahora es posible ver nuevos estímulos del gobierno chino para apuntalar una economía en crisis, ya que la relajación de la Reserva Federal ofrece a Pekín margen de maniobra para flexibilizar la política monetaria sin perjudicar indebidamente al yuan. Es probable que un recorte de tasas se incluya como parte de un paquete de políticas más amplio. Una serie de datos económicos de agosto, incluidos indicadores de actividad y préstamos, sorprendieron a la baja, lo que ha incrementado la urgencia de desplegar más medidas de estímulo para sostener la segunda mayor economía del mundo. El debilitamiento de la actividad económica china ha llevado a agencias internacionales de valores a rebajar sus previsiones de crecimiento para 2024, situándolas por debajo del objetivo oficial del Gobierno, en torno al 5%.
Desde una perspectiva económica, un estímulo en China beneficiaría claramente a ciertos metales productivos, especialmente el cobre, dado su papel esencial en la construcción y la manufactura, sectores que se verían impulsados por cualquier expansión de la inversión y el consumo. En el caso de Perú, cuya economía está altamente ligada a las exportaciones de cobre, un incremento en la demanda de este metal sería particularmente positivo. Según las estadísticas del Idexcam, basadas en datos de la Sunat – Camtrade Plus, entre julio de 2023 y junio de 2024, los despachos de concentrado de cobre alcanzaron 19,976 millones de dólares, con 9 millones 783,546 toneladas enviadas. China es el principal destino de estas exportaciones, representando el 77% del total, con un valor de US$ 515,502. Japón y Corea del Sur siguen en importancia, con un 7% y un 3%, respectivamente. Un repunte en la demanda china de cobre, impulsado por estímulos económicos, podría fortalecer los ingresos por exportaciones de Perú, mejorando su balanza comercial y aportando un impulso significativo al crecimiento económico del país.
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