El deterioro fiscal proyectado en Estados Unidos, reflejado en el presupuesto recientemente aprobado, podría comenzar a perfilarse como una nueva variable relevante para los mercados de divisas, incluyendo los de economías emergentes como Perú. Si bien tradicionalmente el tipo de cambio local ha estado influenciado por factores como los precios de los commodities, las decisiones de la Reserva Federal o el apetito global por riesgo, algunos analistas sostienen que el estado fiscal de EE.UU. podría añadir una dimensión adicional al comportamiento de las monedas regionales.
De acuerdo con informes de Capital Economics, el Congressional Budget Office (CBO) y el Financial Times, el déficit fiscal estadounidense se mantendría en torno al 6 % del PBI en los próximos años, con una deuda que podría alcanzar el 120 % del PBI hacia 2030. Este escenario ha generado alertas entre algunos participantes del mercado, quienes advierten que el aumento en el riesgo fiscal podría llevar a que los inversionistas exijan mayores tasas para financiar al Tesoro, impulsando al alza los rendimientos de los bonos soberanos.
Este incremento en las tasas no sería necesariamente consecuencia de una decisión de política monetaria por parte de la Reserva Federal, sino una respuesta del mercado al cambio en las condiciones fiscales. Algunos sostienen que, en el corto plazo, esto podría fortalecer al dólar al hacer más atractivos los activos denominados en esa moneda. Sin embargo, otros analistas plantean que si la percepción de insostenibilidad fiscal se afianza, podría generarse un efecto opuesto a mediano o largo plazo, debilitando la confianza en el dólar como reserva global.
Desde esa perspectiva, para países como Perú, esta evolución podría representar un nuevo componente en la ecuación cambiaria. Aunque no es posible afirmar con certeza cuál será el impacto concreto, sí parece razonable considerar que una trayectoria fiscal incierta en EE.UU. puede introducir nuevas fuentes de volatilidad en los flujos hacia economías emergentes. Este enfoque no pretende anticipar un escenario determinado, sino señalar que la salud fiscal de Estados Unidos podría convertirse en un factor más a monitorear por quienes analizan el comportamiento del tipo de cambio en la región.