El Banco Central de Reserva de Perú sorprendió al mercado al reducir su tasa de interés de referencia en un cuarto de punto, llevándola a 5,5%. Esta decisión, que no fue unánimemente anticipada por los analistas, se tomó a pesar de las preocupaciones sobre la persistencia de la inflación subyacente, que se ha mantenido cerca del 3% anual desde febrero.
A pesar de que la inflación general ha descendido al 2,13%, situándose cerca del objetivo del banco central, la economía peruana ha mostrado un crecimiento superior al esperado, con un incremento de más del 5% en abril y mayo. Bajo la dirección de Julio Velarde, la política monetaria ha logrado reducir la inflación desde el 8,81% registrado en septiembre pasado, mientras que la tasa de interés se ha mantenido entre las más bajas de América Latina.
El recorte en la tasa de interés podría generar una presión técnica sobre el sol peruano, ya que una tasa más baja puede reducir la demanda de la moneda local al hacerla menos atractiva para los inversores. Sin embargo, si el estímulo económico resultante del recorte de tasas logra impulsar el crecimiento y la actividad económica, podría observarse un efecto compensatorio. Según la teoría de la paridad de poder adquisitivo, postulada por Gustav Cassel, si la economía crece a un ritmo más acelerado, podría aumentar la demanda interna y externa del sol, contrarrestando la depreciación inicial y estabilizando el tipo de cambio frente al dólar.